8.7.08

Escritos: Contaminación

Contaminación

Contamina una mirada inquisidora detrás de un exabrupto de emoción
contamina un juicio ante la desnudez
contamina la falta de compromiso
la estafa
la mentira
el recurso artero de quitar a otro lo del otro en pos de una supuesta supervivencia del cuerpo
la justificación de la mediocridad
la exacerbación de la forma en detrimento del fondo
la búsqueda frenética por la perfección formal y su consecuente olvido por las necesidades del alma
una sonrisa que oculta un sentimiento de desprecio
una mano extendida para quitar
un gesto humilde sobre un pedestal
la glorificación de la astucia
el predominio de la lucha
la escasez del abrazo
el gobierno de la promiscuidad sobre la inocencia
los pies que corren hacia la obediencia y los que huyen de la disciplina
las lágrimas derramadas por coerción
las palabras que tapan
el silencio que tensa
la interrupción del deseo
la preponderancia de lo tangible
la preponderancia de lo intangible

Se desnudaba los pies en el filo del barro, por la planta se deslizaba el contacto, avanzaba de manera casi imperceptible, del mismo modo sus manos sostenían el aire cada vez más espeso que avanzaba sobre una ciudad casi devastada, gente corriendo, gritos, edificios que se desplomaban por doquier, cenizas y miradas desesperadas.

Paso tras paso dentro de una cadencia casi mística, un silencio contenedor amortiguaba el caos reinante, sus mejillas tan tibias como el barro se sonrojaban a cada paso recordando la paz de aquellos días: la supervivencia un mito, el latido, cotidiano, una mano ardiendo sobre un pubis demandante, el campo, las hojas, un niño…que podía ser él, o no.

El paso continúa tranquilo, el silencio aun conteniente, la mirada turbia entre juegos de luces y sombras, el aire cada vez más pesado, el cuerpo cada vez más ajeno, una viga cae frente a él, imperturbable, se detiene, suelta el aire espeso de sus manos, toma la viga que resulta más liviana y la aparta de costado. Un latido lo sorprende, duda, coincidía con la caída de la marquesina de un “todo por dos pesos”. Sus manos ya libres se toman del pecho, o el pecho se toma de sus manos, se reconocen de inmediato, laten ambos nuevamente. Irrumpe un camión de bomberos que en su afán por salvar a un gatito atropella a tres personas. El arquetípico sudor ante el peligro se petrifica en estalactitas que crecen hacia adentro desplazando piel y venas, sin sangrar, se incrustan muy dentro paralizando músculos y torrente.

Vuelve a tomarlo el silencio, avanza, siempre con lentitud, cada vez más, hacia el horizonte invitante. El barro tibio comienza a desvanecerse, se hace menos viscoso, más cristalino. La ciudad se silencia, se desvanece, se retira. El aire fresco, renovado, liviano, viento, sereno, oxigenado. Su cuerpo se acomoda a una nueva mirada y la nueva mirada aliviana el cuerpo.

El viento limpia
limpia la inocencia
limpia el latido sincero
la palabra de aliento
el silencio que acuna
el abrazo
la risa
la veneración de la desnudez
el compromiso ante el deseo y el deseo de comprometerse
la mano solidaria sin negociaciones
la verdad en la mirada y el corazón
la confianza
la convivencia con la diversidad
el fondo que se manifiesta en la forma
la búsqueda de la belleza
el apoyo
una mano extendida para dar
la humildad sincera
la glorificación de la individualidad
el fluir
el hacer acompañando
el sexo con amor
los pies que caminan con disciplina
las lágrimas cuando duele
las palabras que cuidan
la preponderancia del equilibrio en movimiento
un abismo sin expectativas

Un suspiro muy profundo levanta el torso y abre los ojos, ve una enfermera sobre él colocándole paños fríos en la frente y pregunta

-¿estoy vivo?-

-sí-

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